Monday, February 27, 2006

COMO FUI ELEGIDO.

(Relato personal del desterrado XIV Dalai Lama de Tibet)

“Nací en una pequeña aldea llamada Taktser, en el noreste de Tibet, en el quinto día del mes del "Jabalí de Madera" del Año Tibetano (1935). Nuestra familia era numerosa, pues tengo dos hermanas y cuatro hermanos, aunque mi madre dio a luz a dieciséis niños, nueve de los cuales murieron a temprana edad. La vida de mi familia era simple y feliz, debido en gran parte a las mejoras que el XII Dalai Lama había aportado al país.

En el año del "Pájaro de Agua" (1933) el XII Dalai Lama partió de este mundo y la gente quedó desolada. En esos momentos comenzó la búsqueda de su reencarnación.

La Asamblea Nacional tenía que nombrar un Regente para que gobernara el país hasta que la nueva reencarnación fuese hallada. Después, para saber en qué lugar debería buscarse, como primera medida los Oráculos estatales y altos lamas eran consultados. A la muerte del XII Dalai Lama, su cuerpo fue colocado sobre el trono en el Norbulingka -su residencia de verano en Lhasa- con la cara dirigida hacia el sur; pero después de unos días su faz estaba apuntando hacia el este, y sobre un pilar de madera situado en la parte norte del altar, apareció una gran estrella formada por musgo. Todas estas evidencias indicaban la dirección donde debía buscarse el nuevo Dalai Lama.

En el año 1935, el regente fue a visitar el sagrado lago de Lhamoi Latso, como noventa millas al sureste de Lhasa. La gente de Tibet cree que se pueden observar "visiones del futuro" en las aguas de este lago; ahí el Regente observó unas letras que relataban la posición de su búsqueda. En ese momento se inició la investigación. Tiempo después dos lamas llegaron al pueblo donde yo vivía y al cabo de indagar sobre los niños de la región, se dirigieron a mi casa; uno de ellos iba disfrazado de sirviente (era el Superior del Monasterio de Sera). Todo el día pasó observando al pequeño que estaba en la cocina. A la mañana siguiente, cuando se alistaban a partir, el niño expresó su deseo de acompañarlos.

Es común entre los niños que son reencarnaciones de altos lamas recordar objetos y gentes de su vida pasada. Algunos pueden incluso recitar las Sagradas Escrituras, aunque no se las hayan enseñado. Poco tiempo había pasado, cuando una comisión de lamas llegó para hacer más pruebas; portaban varias pertenencias idénticas entre sí, algunas de las cuales habían sido del Dalai Lama. Cuando identifiqué las auténticas, los delegados no tenían más dudas que yo era la reencarnación que buscaban; sin embargo, no fue sino hasta la edad de cuatro años y medio que fui formalmente reconocido como el líder espiritual y temporal de Tibet. En esos momentos el futuro parecía feliz y seguro para nosotros los tibetanos”.
© Waldemar Verdugo Fuentes.
LINK